miércoles, 29 de abril de 2015

Cuestión de percepción

Existe una ciudad donde no hay delitos, una urbe de puertas de abiertas, una metrópoli humanitaria donde el amor es la política.

Un sitio donde no existen robos, son tan solo préstamos a largo plazo. Donde no existen las armas blancas, porque hay navajas de otros colores como parte de la diversidad celebrada en este lugar. 

Los delincuentes no existen, son apenas víctimas del matoneo digital. Los abusos a las mujeres en el transporte público son estériles flirteos. 

Un reino sin Dios, sin ley, donde los funcionarios de la administración de esta gran ciudad pueden insultar a los agentes del orden y a todos aquellos que no comulguen con la nueva civilización. 

Esta población no conoce de obstáculos. No entiende de barreras, por eso los baños de los habitantes más jóvenes no tienen divisiones.

Porque aquí el ser humano debe ser libre, sin ataduras y si alguien dice lo contrario es porque simplemente distorsiona la información. Esta administración se rige desde su cabeza por la presunción de inocencia. Por que todo lo que se hace, se realiza en nombre del amor.

Todo esto ni es falso, ni es verdad, todo es cuestión de percepción. Bienvenidos a la población de un país sin pena capital, sin pena, sin capital y sin Alcalde o por lo menos de eso se presume.

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