miércoles, 2 de octubre de 2013

Prohibamos la vida

La solución para frenar la violencia debe ser igual de drástica que quitar una vida. Siguiendo la misma lógica y filosofía prohibitiva que en los últimos días se ve en los medios, para frenar los asesinatos se debería prohibir la vida.

Tan fácil y sencillo, ya que al no haber vida, nadie se atreverá a quitarla. Es una acción simple.

De este modo ya no tendríamos que guardar el celular en las calles. Ya no tendríamos que prohibir el fútbol. Tampoco prohibiríamos las bebidas alcohólicas. Ni las armas. Ni los vehículos que cuando se juntan con bebidas alcohólicas se transforman en armas de destrucción masiva.

Incluso para frenar la violencia de género propondría prohibir todo contacto físico. Así se garantizaría aún más la propuesta inicial de prohibir la vida.

Esta sociedad está tan descompuesta que pasamos de la vida es sagrada a prohibamos la vida. A eso nos ha llevado la lógica actual. Una forma de pensamiento facilista, corta de ideas y que tan solo lleva a propuestas descabelladas como la descrita.

Una alternativa que generaría enormes críticas, pero el mayor problema que le encuentro es que es una medida que se debió implementar antes. Porque a los primeros que les debieron prohibir la vida fueron a esos que hoy nos gobiernan.

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