Hay días en los que despierto con ganas de huevos con tocineta. El primer antojo suele ser para apaciguar mis deseos más primitivos. En este caso el hambre. Sin embargo, hoy ella se levantó con hambre de conocimiento, sed de investigación, deseos de tesis. Su mensaje era claro: ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de tener amigas feas?
A ella y su afán de investigación social no la tenía al lado, a ella la tenía inundándome (sin herir suceptibilidades por la temporada invernal en la que llevamos todo el año) de mensajes por Blackberry. Y la llamaré ella para guardar su identidad, porque la reputación ya se le perdió junto con la dignidad.
Al igual que existe la belleza, existe la fealdad. Así nos hayamos quedado en eufemismos tales como "falta de gracia", o la que más me gusta "no es fea, sino incómoda de mirar". Y la fealdad no viene sola, siempre está acompañada, quizás por eso es que la bonita siempre está rodeada de feas. Tal vez sea la comprobación final de que la suerte de la fea, la bonita la desea.
Por más de que la belleza sea relativa, a lo largo de mi vida he notado que la bonita al rodearse de feas lógicamente va a resaltar. Y esto es más notorio cuando la que se considera bonita se hace acompañar de amigas de estatura mucho más baja. De este modo, ahora es alta y bella.
Pero aquí no termina la estrategia que por años han usado aquellas que se consideran atractivas. Al potenciar su belleza inicial valiéndose de la comparación con sus menos agraciadas compañeras, deben demostrarlo en todo lugar, así, normalmente la vieja que tiene la cámara en la fiesta es la más fea. ¿Y adivinen quién siempre está en el centro de todas las fotografías?
Las ventajas de rodearse de seres inferiores siempre hará que alguien se sienta superior, es cuestión de naturaleza. De hecho, ella lo ha hecho, yo la he visto y sé que lo poco agraciadas que son sus compañeras no es gratuito. También lo vi en la universidad, una ex reina con su porte elegante destacaba aún más con sus amigas regorditas y bajitas.
Y en ambos casos siempre vi que las amigas de aquella que se destacaba se sentían orgullosas. En ningún momento demostraban ese sentimiento de inferioridad, tan notorio al hacer la inevitable comparación entre la una y la otra. Era como si fueran atractivas por transferencia, por proximidad.
Sin embargo, fue hasta que descubrí, una por una, la personalidad de aquellas caídas en desgracia que me di cuenta que al no tener esa presión de ser el centro de atención, disfrutaban más de todos aquellos que se acercaban al objetivo principal. De este modo, las amigas se convertían en un filtro para llegar a la meta. Dicho de otro modo, ellas eran los cortos antes de la gran película. Y muchas veces nos hemos dado cuenta que los cortos resultan mejor que la película entera.
Las ventajas o desventajas de rodearse de feos, feas, bajitos, altos, solo dependerá en que forma uno termine usándolos para conseguir el objetivo personal. El problema radica cuando ellos terminan disfrutando más que uno.
Y por el lado de los hombres, poco es lo que puedo decir, ya que en mi propia experiencia, tal y como lo apuntó el cantautor David Coverdale, "...aquí voy de nuevo por mi cuenta, por el único camino que he conocido, como un vagabundo yo nací para caminar solo".