viernes, 12 de febrero de 2016

Un deprimido más

Bogotá no aguanta un deprimido más. Podría estar hablando de la obra de la 94 que costó y se demoró más de lo que se presupuestó y aún no termina. 

Un ejemplo que sin tener mayores estudios y conocimiento del tema del metro se convierte en un argumento para concluir que si se demoran haciendo ese pedazo de hueco, entonces lo que se van a demorar para meter el metro subterráneo tardará una eternidad. 

Aunque también podría hablar de aquellos que aún no admiten la derrota de su candidato en las urnas y que aún no terminan de llorar. 

No ha pasado más de dos meses de su mandato y ya son muchos los que critican lo que hace, piensa, dice y deja de hacer el nuevo Alcalde. Es tal la depresión en la que se encuentran que cada día se parecen más al chambón que sufrimos cuatro años.

Critican y destruyen con sus opiniones que me pregunto qué si sabían tanto por qué no se lanzaron de candidatos. Por lo menos tienen igual manejo de redes que Raisbeck.

No sé mucho de metros subterráneos, pero en mi reciente gira europea conocí ejemplos y Bogotá no puede con un deprimido más, así que supérenlo. 

Las instalaciones de los metros en Barcelona, Roma o Berlín por mencionar unos pocos requieren de metros de excavaciones. Y no solo eso sino de una infraestructura lo suficientemente moderna para lograr prácticamente vivir bajo tierra.  Y no menciono el de París o el de Madrid porque esos están en un nivel muchísimo más avanzado. 

Ahora que se habla de un metro elevado como alternativa, lo único que se me ocurre es que esta ciudad necesita una solución por lo alto y no por lo bajo.

No es mayor mi conocimiento del metro que el de un usuario de otros medios de transporte en otras ciudades. Aunque con estas credenciales bien podría ser la Natalia Springer del metro y hacer una asesoría acerca de las soluciones de movilidad en una gran urbe como la capital colombiana.

Pero le meto lógica al asunto y comparo con ejemplos reales. Claro que esto no se ve si su visión se limita a 140 caracteres y su mundo se circunscribe a una pantalla. 

Esta ciudad no puede perder más tiempo en un debate emocional de si el metro por arriba o por abajo cuando esto no va a ser la solución a la movilidad en el corto plazo. 

Y si es del ejército del opositor que usa mentiras, montajes y artimañas en vez de argumentos, no me interesa debatir con usted, es más si usted quiere que le vaya mal a la ciudad donde vive solo por tener la razón en unos años, ya sabe por dónde es la salida.

Es verdad, se acabó la política del amor en Bogotá, pero esta ciudad no necesita un deprimido más y mucho menos un opositor donde sus armas son la propaganda y la mentira, ese ya lo tuvimos al poder en la anterior administración.

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