martes, 22 de mayo de 2012

Aprendiendo a elegir

No sé si es terquedad, ingenuidad o simplemente estupidez pero la gente sigue pensando que Twitter logrará hacer renunciar a los funcionarios públicos.

Primero fue una marcha pidiendo que Juan Manuel Corzo renunciara por compartir su falta de liquidez para tanquear sus dos carros, a pesar de ganarse 16 millones de pesos. Luego la gente se indignó porque el diputado antioqueño Rodrigo Mesa dijo que "meterle plata al Chocó era como perfumar un bollo". Gente que ni siquiera se ha arrimado por el Pacífico pidiendo a trinos que el señor Mesa renunciara.

Y en los últimos días, el senador Eduardo Merlano se negó a que le practicaran la prueba de alcoholemia, aduciendo que era un irrespeto hacia un funcionario publico como él. Todo esto quedó  registrado en video y la indignación en las redes sociales no se hizo esperar. 

Fuera Corzo, fuera Mesa, fuera Merlano. La historia se repite, los personajes cambian y la conclusión es la misma: no pasa nada. Sin embargo la gente sigue creyendo que el activismo tuitero a punta de RT va a sacar a senadores o funcionarios de sus puestos. Las redes sociales no lograrán resarcir los errores que los individuos cometen. Porque estos personajes que nos representan son lo que nos merecemos. Porque los elegimos. Y no es ninguna novedad.

Desde que elegimos a un lustrabotas para concejal de Bogotá las malas elecciones se vienen repitiendo. Demostrando así que el problema es de fondo. La gente no sabe elegir bien y piensa que Twitter y Facebook son el Ctrl Z para revertir los daños ya creados. Porque más reversa tiene un bollo, perfumado o no.  Por eso es que si se crea una cuenta como @renunciesenador debería existir otra que sea @renuncienlosquevotaronporelsenador y todos aquellos que con sus malas elecciones siguen perfumando este país de mierda.

lunes, 14 de mayo de 2012

Perdiendo con estilo

Tenía preparado un discurso sobre los ganadores y perdedores. Quería iniciar diciendo que en la vida y en el fútbol unos ganan y otros pierden. Con el fin de las ligas en Europa tenía varios ejemplos que demostraban que cuando ganar se convierte en rutina, el hecho de perder es apenas un recuerdo. 

Estaba convencido de que no había buenos perdedores. Pensaba que la derrota no era un espacio para celebrar. Creía que aquel que se acostumbró a ganar y de repente se encontraba con una derrota era el peor de los perdedores. Me convencí que eso le había sucedido a Pep Guardiola y su equipo. Tan acostumbrados estaban en la cima que al bajar para conquistar otro pico no habían podido afrontar la presión de no estar arriba. Culparon a su rival y denunciaron que dejaron pasar muchas cosas con su silencio. Y creí que esto no eran más que excusas. 

Pero Pep es único, no solo por su estilo, sino porque no puede ser comparado con los demás. Él está cansado de ganar luego de 4 temporadas y es tan respetable como único en él. Luego me remití a Sir Alex Ferguson que lleva 26 años en el Manchester United y hoy en día no acusa cansancio. Incluso se atrevió a decir que "Todo el mundo esperaba que el (Manchester) City ganara, pero lo hicieron jugando contra diez durante media hora y con cinco minutos extra para ayudarles". Aunque Guardiola y Ferguson perdieron no es posible compararlos. 

Pep ganó todo con un solo equipo y eso lo hace diferente de aquellos que lo han ganado todo con distintos equipos. No por nada Mourinho se acaba de convertir en el primer técnico en ganar las 4 grandes ligas de Europa. Nuevamente, son perfiles incomparables. Pero hay algo que los une a todos, son humanos que cuando se acostumbran a ganar, la derrota les cae mal. Tan acostumbrados a ganar que se les olvida perder. Todo esto tenía lógica y eran las pruebas vivas de que no hay buenos perdedores. Pero estaba equivocado, perdí en mi planteamiento. Estaba convencido que el que gana es el que goza. Sin embargo hubo una imagen que me demostró lo contrario. Se puede perder y celebrar. Se puede ser un buen perdedor. Y aquí está la prueba: 


A pesar de perder 3-2, a Cissé del Queen Park Rangers no le dio pena de ir a celebrar con Nasri, su rival del Manchester City que recién se coronaba campeón de la Premier League. Así que de ahora en adelante hay que saber perder con estilo, basta de excusas o de culpar a los demás. La próxima vez al igual que Cissé estaré al lado del campeón.